Tuesday, February 27, 2018

AUTUMN MOONLIGHT: música para los pasajeros de la vida y la memoria



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy tenemos la gratísima ocasión de presentar el nuevo trabajo del dúo argentino AUTUMN MOONLIGHT: el ensamble conformado por Tomás Barrionuevo [guitarras, teclados, instrumentos virtuales y voz] y Mario Sapadofra [bajo, teclados, instrumentos virtuales y voz] nos brinda un trabajo musical donde se expone una madurez relevante y revulsiva dentro de la coherente línea de trabajo del grupo. El título de ese trabajo es “Passengers” y fue publicado en el último tercio de noviembre del pasado año 2017 por vía del sello Viajero Inmóvil, primero en la red de Bandcamp y poco después en CD físico. Su anterior creación fonográfica “Alter Reality” databa del año 2012, así que se extrañaba mucho a este creativo dúo: con éste, su tercer disco, los AUTUMN MOONLIGHT abordan un enfoque renovador de su esencial línea de trabajo post-rockera trabajando a doble banda con un refuerzo del nervio rockero en los armazones de los guitarreos, por un lado, y con un desarrollo más aplomado de los ornamentos sinfónicos que, al fin y al cabo, siempre han formado parte del ideario musical del grupo. Nos atrevemos a afirmar que “Passengers” es su trabajo más fino hasta la fecha, lo cual es decir mucho teniendo en cuenta el nivel tan parejo de creatividad progresiva que el dúo ha plasmado en sus dos discos precedentes. Bueno, veamos ahora los detalles de este tercer viaje musical de AUTUMN MOONLIGHT.



El prólogo ‘Breathe’ ofrece un dinamismo áspero y grácil a la vez (por paradójico que pueda sonar esto) sobre un férreo compás de 7 /8, sacando así provecho a su efímero de espacio de poco más de un minuto; claro está, su misión central es la de abrir una vía a la instalación de la pieza homónima, cuyas primeras instancias prosiguen por el antes descrito dinamismo. En todo caso, el mecanismo sonoro donde se ubica ‘Passengers’ establece recursos variados de vitalidad que transitan fluidamente entre lo explosivo y lo contenido, lo cual permite que la luminosidad reinante deje algo de espacio explícito a la melancolía contemplativa. A lo largo del camino, mientras los riffs y las bases armónicas plasmadas en los múltiples guitarreos nos remiten a una gozosa fusión de RED SPAROWES y GORDIAN KNOT para el motif central, emergen en ocasiones precisas fraseos Gilmourianos de guitarra y mágicos ornamentos de teclados a lo PORCUPINE TREE. ‘Outlast’ plantea un viraje hacia la solidificación de una aureola nostálgica a través de las bien medidas cadencias extrovertidas sobre las cuales se edifican tanto la atmósfera como el groove de la pieza. El armazón rítmico y las amalgamas de las guitarras son menos complejos que los gestados en la pieza precedente, lo cual permite al dúo ahondar en el tenor señorial de lo que se quiere reflejar en este tema en cuestión.  Con la dupla de ‘Transcend’ y ‘Where We Belong’, el dúo se dispone a robustecer su propuesta mientras añade nuevos recursos al entramado sonoro que se va revelando gradualmente. El primero de estos temas comienza con un talante otoñal envuelto en una neblina melancólica, casi al modo de una cruza entre los RADIOHEAD de la etapa 1997-2000 y el estándar Floydiano de la face 69-71; en una segunda instancia, el dúo aumenta el fuelle rockero mientras preserva la ingeniería rítmica, lo cual se traduce en una señorial sobriedad. Por su parte, ‘Where We Belong’ cumple con la función de dar una nueva vuelta de tuerca a la faceta contemplativa del dúo, siendo así que los arreglos de teclados usados para esta ocasión sustentan una majestuosa solemnidad de talante sinfónico. Es como si la función principal de esta pieza fuese la de completar y dinamizar los que antes fueron los momentos climáticos de la pieza homónima y de ‘Transcend’.


Durando 10 ½ minutos, ‘Way Out Of Here’ se erige en la pieza más extensa del disco. Comenzando con un rutilante despliegue de garra rockera, no tarda mucho la pieza en virar hacia una retoma de las atmósferas centrales de las dos piezas precedentes. Una vez que se arribó al primer clímax expresionista de la pieza, el dúo vuelve a enfilarse por el camino de la garra rockera y esta vez lo hace con una intensidad incrementada, pero las mayores dosis de tensión sonora y densidad vitalista se darán en la recta final, una tercera parte que nace después del segundo clímax. El dúo maneja con buen pulso los pasajes breves que fungen como ingrávidamente minimalistas puentes entre un clímax momentáneo y la sección siguiente. Tras esta maratón, ‘Last Stand’ nos acerca al final del disco y lo hace con una elaboración de desarrollos melódicos y grooves realmente robustos. La fortaleza se hace sentir sin tapujos a través de la razonable complejidad de los arreglos rítmicos y las ligeras variaciones de ambiente. ‘Last Stand’ perpetúa la aureola de culminación musical iniciada por los dos temas precedentes para concretar un culmen decisivo para la ilación de motivos y atmósferas que se han venido desenvolviendo a lo largo de este disco. El broche del repertorio llega de la mano de ‘Dying Light’, tema que remodela la estructura sonora de la solemnidad sinfónica que tan buenos resultados había dado en la pieza #5, pero esta vez con un tenor más elegíaco y una actitud más agresiva. Es como un mensaje de tristeza que se escribe con letras grandes y doradas para que uno lo lea antes de terminar si visita a un imponente palacio de miles de años de antigüedad. Esta sensación de grandilocuente nostalgia ofrece un final muy interesante para un disco excelente: “Passengers” se nos revela como un ingenioso y efectivo catálogo de pequeños retratos musicales de un viaje por la vida y la memoria. El grupo gestor de este álbum se mantiene como una fuerza creativa que merece nuestra total atención. ¡Gracias por todo esto, gente de AUTUMN MOONLIGHT!... ¡¡y que se repita pronto!!


Muestras de “Passengers”.-
Way Out Of Here: https://autumnmoonlight.bandcamp.com/track/way-out-of-here

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