Monday, April 24, 2017

WHITE WILLOW ofrecen una nueva esperanza para el presente del rock progresivo


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

El ensamble de raíz noruega WHITE WILLOW vuelve a la actualidad del mundo fonográfico y lo hace a lo grande con el nuevo disco titulado “Future Hopes”. Este grupo fundado en Oslo en el año 1992 ha sido un referente muy importante dentro de la provincia escandinava del revival progresivo de los 90s, y a través de periodos de prolongado hiato, ha sabido mantenerse vigente. Publicado por el sello Laser’s Edge a fines del pasado mes de marzo, “Future Hopes” llega a nosotros años después del anterior trabajo “Terminal Twilight”. La alineación dirigida por el maestro Jacob Holm-Lupo [guitarras y sintetizadores] se completa con el Lars Fredrik Frøislie [sintetizadores y teclados], Venke Knutson [canto], Ketil Einarsen [flauta y wind controller], Ellen Andrea Wang [bajo] y Mattias Olsson [batería, percusión, guitarra e-bow y efectos de sonido]. Sí, este último es el mismo que se dio a conocer al mundo con ÄNGLAGÅRD y a quien también hemos visto formando parte de proyectos diversos como KAUKASUS, NECROMONKEY y MOLESOME. Todos los instrumentistas han participado en un tiempo u otro en álbumes previos de la banda (por ejemplo, Olsson en el segundo disco “In Tenebris”), pero la cantante es la novata dentro del ensamble... aunque no es novata en el cosmos musical de Holm-Lupo pues ella participó en el disco del proyecto paralelo de éste THE OPIUM CARTEL. Colaboran ocasionalmente el trompetista Kjersti Løken (en el primer tema), la guitarrista Hedvig Mollestad (en los temas 3 y 5), el guitarrista Ole Øvstedal (en el tema 4) y el clarinetista David Krakauer (en el tema 6). ¡Ah!, lo que parece ser en efecto lo es: la portada fue realizada por una de las leyendas vivientes de la imaginería del rock progresivo: Roger Dean. Vayamos ahora al repertorio de “Future Hopes”.



Los primeros 4 ½ minutos del disco están ocupados por la canción que justamente le da título, la cual irradia un aura de dulcemente arrolladora melancolía a través de una amalgama sonora donde confluyen capas electrónicas, psicodelia etérea y guitarreos flotantes al estilo de los Soundscapes de ROBERT FRIPP. La canción ostenta un extraño gancho a través de su patentemente densa espiritualidad, tal vez un poco emparantada con el PETER GABRIEL de los 90s. El siguiente tema se llama ‘Silver And Gold’ y está a cargo de virar las cosas hacia una instancia contemplativa de talante predominantemente bucólico. El fulgor pastoral vertido por los simples arpegios de guitarra acústica y el canto sereno nos invita a abordar una mirada seria y meticulosa a las ansiedades y añoranzas de nuestro interior con una calma constructiva. Las cosas empiezan a tornarse un poco más fastuosas con el arribo de ‘In Dim Days’, pieza que se extiende hasta los 11 minutos de duración. Con un medio tempo bien armado y un buen posicionamiento de las capas, orquestaciones y ornamentos de los sintetizadores, el entramado instrumental se dispone a plasmar una vitalista confluencia de prog modernista, sinfonismo heredado del revival de los 90s y aspectos psicodélicos. En algún momento se instaura grooves razonablemente complejos y contrastes bien integrados entre pasajes señoriales y otros un poco más áridos. La complejidad típicamente progresiva se hace presente con soltura y convicción: los solos de guitarra que entran a tallar en varios pasajes se explayan en recursos de estilizada tensión en una confluencia de las influencias de JIMI HENDRIX y STEVE HILLAGE. El pasaje final es más grisáceo, dando oportunidades de lucimiento al bajo y a la flauta mientras los parsimoniosos efluvios de inspiración Crimsoniana va desarrollando su ciclo vital. Tras este ambicioso despliegue de ingenio musical que instaura un innegable cénit para el repertorio de “Future Hopes” llega el breve instrumental ‘Where There Was Sea There Is Abyss’, el cual se sostiene sobre la triangulación de sintetizador, guitarra y efectos de ventisca. El grosor sónico que se impone aquí con luminosa gravedad nos recuerda un poco a la faceta atmosférica de unos DJAM KARET, aunque también es justo señalar que en la tradición de WHITE WILLOW hay momentos donde se trabaja este esquema.

‘A Scarred View’ resulta la pieza más extensa del álbum con sus 18 ¼ minutos de duración. En muchos aspectos, esta canción está diseñada para seguir el sendero antes trazado por ‘In Dim Days’, pero ni mucho menos es ésta la estrategia predominante. Para empezar, tenemos un largo prólogo elaborado con flotantes capas de sintetizador que nos trasladan a los legados de VANGELIS y de TANGERINE DREAM entre fines de los 70s e inicios de los 80s. A partir de ahí emerge la primera sección cantada, la cual se refugia en una candidez ensoñadora mientras el grácil motif central es guiado por el canto femenino, primero sobre una amalgama de guitarras acústicas y poco después sobre un ensamblaje eléctrico que nos remite a los días del “Terminal Twilight” por su manera de darle a lo nostálgico un punche volátil y un dinamismo casi irreal. Poco antes de llegar a la barrera del sexto minuto nos complacemos con un interludio ostentosamente aguerrido que preserva la aureola psicodélica de otros momentos del disco, siendo sucedido por una serie de pasajes majestuosamente lánguidos que oscilan entre lo Floydiano y lo Yessiano con ese sabor retro-progresivo propiamente escandinavo que conocemos desde los 90s. La sustancialidad lánguida persiste en la siguiente sección cantada, pero esta vez alimentada con una agudeza briosa que sirve crucialmente para el armado del clímax expresivo en los últimos 4 minutos. El largo solo de guitarra se enseñorea de todos los espacios sostenidos por la amalgama de los demás instrumentos, creando así una fortaleza rotundamente garbosa. Segundo cénit del disco, pero todavía queda algo más por disfrutar.

En efecto, hay dos canciones que no aparecen en la edición de vinilo de “Future Hopes” pero sí en la edición de CD y en la compra digital: ‘Animal Magnetism’ y ‘Damnation Valley’. ‘Animal Magnetism’ se centra en climas arábigos tanto en su desarrollo temático como en el swing contenido empleado para la ocasión, pero el dinamismo escogido para organizar la maraña instrumental tiene más en común con los modelos de OZRIC TENTACLES y los TANGERINE DREAM de inicios de los 80s que con el sinfonismo particular de la tradición de los WHITE WILLOW. También hay confluencias con lo que los KAYO DOT vienen haciendo en estos años. Mucho menos tiene que ver con la versión original que los SCORPIONS crearon para cerrar y titular su séptimo disco en aquel año 1980 (sí, se trata de esa canción sobre el magnetismo animal). Por su parte, ‘Damnation Alley’ es un instrumental centrado en el piano donde éste se explaya en una espiritualidad evocativa; los finales ornamentos de sintetizador añaden un plus de magia cósmica al asunto. Todo esto es lo que nos ha ofrecido el ensamble reconstruido de WHITE WILLOW con éste, su nuevo disco “Future Hopes”: este disco cosecha la siembra de su antecesor mientras recupera muchas de las pautas esenciales que la banda había construido y parametrado en el tiempo de sus tres primeros álbumes. Tenemos aquí una de las ofertas musicales más notables y exquisitas del año 2017. Gracias a los Sres. Holm-Lupo, Olsson, Frøislie & co. por todo esto. 


Muestras de “Future Hopes”.-

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