Saturday, December 03, 2016

LA MUJER BARBUDA y los manjares agridulces de la vanguardia progresiva argentina

La Mujer Barbuda presenta su nuevo disco

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

La gran novedad de hoy es el retorno del ensamble avant-progresivo argentino LA MUJER BARBUDA a la realidad fonográfica a través de éste, su tercer álbum, “Agridulce”. El cuarteto conformado por Franco Fontanarrosa [bajo eléctrico], Martín Pantyrer [clarinete bajo y saxo barítono], Lulo Isod [batería] y Nicolás “Mu” Sánchez [guitarra]. 5 años después de su anterior disco “Lagartos Terribles”, este grupo sigue creando sonoridades desafiantes y teoremas musicales provocadores dentro de un esquema de trabajo asentado en – que no reducido a – el paradigma del rock-in-opposition. Este catálogo de nueve temas fue grabado en los estudios “Romanic” en abril del 2016, para ser mezclado y masterizado en los “Estudios Quark” en el mes siguiente. Algo renovado se siente en la manifestación actual de la esencia musical de LA MUJER BARBUDA, más allá del hecho de que el cuarteto cuenta con un nuevo integrante a cargo de la guitarra: se nota en este disco una dosificación más meticulosa de los recursos free-form en beneficio de una exploración más sesuda en el nervio rockero, pero como decimos, no es un viraje sino uan reformulación refrescante de una visión aventurera que sabe mantener la vitalidad a través de su persistencia. Vayamos ahora a los detalles mismos del repertorio de “Agridulce”. 



La pieza homónima – que es también la más extensa con sus 9 minutos y pico de duración – abre el disco con una vitalidad rotunda y directa, al modo de un híbrido entre el lado más agresivo del KING CRIMSON post-80ero y la faceta más filuda de JOHN ZORN. El cuerpo central se instala con una fuerza convincente y audaz, aunque no llega a niveles de vértigo sonoro porque el dinamismo de la dupla rítmica asume un aura de adusta precisión en medio de la patentemente belicosa extroversión. A mitad del camino, las cosas pasan a un nivel más sutil cuando el trío de guitarra, bajo y saxo elaboran un inteligente juego de síncopas mientras la batería desaparece del mapa por un rato. Ésta emerge eventualmente delineando complejos redobles desde los cuales atiza a los otros instrumentos para volver a afianzar una sólida y sórdida conjunción de vitalismos. Hecho esto, el terreno está preparado para que se instale la arquitectura frenética de la categórica sección final. A continuación sigue ‘Los Oídos No Tienen Párpados’, pieza que bajo su dadaísta título arropa una genial combinación de la urgencia cerebral de unos MASSACRE, el exquisito descaro jovial del math-rock y los esquematismos oscurantistas propios del paradigma de PRESENT. El solo de guitarra es fabuloso, simplemente fabuloso, y la aureola guerrera de la batería se siente aún más amenazante que en el tema de entrada. La coda es serena al modo de un cielo gris bajo cuyo manto nada parece suceder, aunque nunca se sabe: en todo caso, se trata de la calma inescrutable tras la ostentosa tormenta. ‘El Camarada Napoleón’ empieza centrándose en un esquema de síncopas parsimoniosas que se regodean en sus propios silencios, esquema que no tardará mucho en retorcerse a través de surrealistas ejercicios de interpelante belicismo. La siguiente sección nos muestra al grupo procurando dibujar un momentum de lirismo en medio de la aspereza reinante. El embajador perfecto de esta despótica aspereza es el saxo barítono, cuyo solo estratégicamente ubicado crea espacios de robusta inquietud. Estos 22 primeros minutos del disco han encarnado de forma consistente una grandeza desafiante.


Los dos temas menos extensos del disco son las dos partes del concepto de ‘Phosphorus’, y justamente es con la primera parte con la que nos topamos ahora: un solo de bajo que despliega varios recursos de tirantez donde la furia es el factor predominante. De este modo se abre camino para la emergencia de ‘Hidrometeoro’, el cual resulta ser el tema menos filudo del disco: sin carecer de pasajes marcados por una notable robustez, el groove general es más grácil y llevadero que el que se empleó para cualquiera de los tres primeros temas del álbum. El factor jazzero asume una prestancia especial dentro del entramado general. ‘El Puente Invisible’ ahonda mucho más en los parámetros del chamber-rock, siendo así que la batería sigue dando prioridad al dinamismo adusto con el cual ha estado trabajando la mayor parte del tiempo. En algún momento hay un sereno dueto de clarinete y bajo que guía el camino hacia un cuerpo central donde se despliega el que tal vez el solo de guitarra más hermoso del disco. La sección final suena a algo así como una remodelación post-metalera de un estándar Crimsoniano, una idea que el cuarteto trabaja con la lógica del crescendo: esta manera de cerrar el tema le otorga una aureola de majestuosa vivacidad en medio de la fosca musicalidad reinante. Cosechando la siembra de la pieza precedente así como la de ‘Los Oídos No Tienen Párpados’ mientras luce una alacridad que oscila entre lo festivo y lo neurótico, ‘Cygnus’ instaura un nuevo cénit para el álbum. La lenta sección final es ceremoniosa y ligeramente tenebrosa, pero para nada densa. Pero si queremos densidad a placer, y de paso, más dosis intensivas de complejidades estructurales propias del género progresivo, pues tenemos al siguiente tema, el cual se titula ‘Cortesía Macabra’; así, el clímax iniciado por el tema anterior se perpetúa aquí con una prodigalidad estimulante. Tras un prólogo meticulosamente sigiloso, las cosas se intensifican con generosas dosis de sofisticación musical poco antes de pasar por la barrera del primer minuto. La combinación de jazz-rock, Crimsonismo y recursos math-rockeros funciona en una amalgama efímera que pronto da paso a un viraje temático en el que el grupo proyecta su faceta psicodélica desde el esquema de un crescendo cautivador, el cual nunca llega a un punto de electrizante ebullición sino a un esplendor culminante sobrio. Sobrio y efectivo. El crepúsculo del disco llega con la segunda parte de ‘Phosphorus’: esta vez, la furia del solitario bajo captura un cierto fulgor que le hace adquirir un aura más extrovertida que en la primera parte.

  

Todo esto fue “Agridulce”, la nueva genialidad de LA MUJER BARBUDA: no nos cabe ninguna duda de que este ensamble es uno de los más señoriales y robustos que habitan el multicolor e inagotable hogar de la vanguardia rockera argentina de última generación. Este agridulce manjar progresivo lo recomendamos al 100%... ¡si no al 200%!  


Muestras de “Agridulce”.-
Cortesía Macabra [en vivo]: https://www.youtube.com/watch?v=l3l2ZO34doo

2 comments:

arielgrv said...

Como siempre execelente comentario Master!!!!!!

César Inca Mendoza Loyola said...

Gracias por el elogio, amigo Ariel. Ante todo, hay que agradecer a la gente de LMB por darnos tan buena música... ¡sin ella no habría reseñas!