Saturday, October 01, 2016

1981, el año del amanecer y auge de una nueva disciplina de KING CRIMSON

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HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy echamos una mirada atrás hacia una de las joyas más rotundas e imponentes del legado viviente de KING CRIMSON: nos referimos al álbum “Discipline”, el que marcó el inicio de la no muy larga pero sí muy intensa etapa ochentera de esta regia entidad progresiva. En efecto, el periodo iniciado entre los primeros meses de 1980 (cuando Robert Fripp quería volver a los escenarios en un contexto grupal) y culminado en el 11 de julio de 1984 tras un fabuloso concierto en el Spectrum de Montreal, Canadá, el cuarteto conformado por el propio Fripp [guitarra y guitarra-sintetizador], Bill Bruford  [batería y percusión acústica y electrónica], Adrian Belew [voz principal y guitarra] y Tony Levin  [Chapman Stick, bajo y coros] gestó una trilogía poderosa donde confluían fluida e incendiariamente el estándar tradicional del Crimsonismo de mediados de la década anterior, las inspecciones en una nueva psicodelia rockera que Fripp traía de sus experimentos con Brian Eno así como de su disco solista “Exposure”, la maduración del fundamento jazz-rockero que Bruford ya había acuñado bajo su propia personalidad y los aspectos más bizarros del discurso de la new-wave (a partir del paso de Belew por TALKING HEADS como músico de apoyo y también del paso del mismo Fripp por el efímero proyecto THE LEAGUE OF GENTLEMEN): “Discipline”, “Beat” y “Three Of A Perfect Pair”. Unánime es el clamor que declara al primero de estos discos como el cénit de esta etapa del legado Crimsoniana y nosotros ciertamente formamos parte de este coro mayoritario. Como parte de la serie de reediciones de la 40th Anniversary Series, “Discipline” reapareció en el mercado fonográfico, en el año 2011, como un ítem doble de CD y Blu-ray con la labor de Steven Wilson a cargo de la meticulosa ingeniería de sonido.

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Lo curioso es que Fripp, cuando convocó a Bruford y luego hizo lo propio con Belew (ya famoso por haber estado en las bandas de apoyo de FRANK ZAPPA y DAVID BOWIE, además de lo de los TALKING HEADS), no tenía en mente reformar KING CRIMSON sino un nuevo grupo, el cual tuvo como primer nombre a DISCIPLINE. Ya completo el cuarteto con el ingreso de Tony Levin (afamado y ocupado sesionista, entre otros, para PETER GABRIEL) y con algunos días de ensayos y preparación de nuevo material, Fripp reconoció el sonido que se estaba gestando desde las entrañas, cerebros y sistemas nerviosos de los músicos: era el sonido de KING CRIMSON, con una nueva actitud pero con esa esencia tan particular, así que era natural que se retomara el nombre directamente. Para Bruford ésa fue una buena noticia, pues aunque la expectativa de ver a unos veteranos del rock juntarse para formar un nuevo grupo llamado DISCIPLINE era patente, sin embargo fue cuando se readoptó el nombre d KING CRIMSON y el asunto pasó a ser la resurrección de una banda venerada de la élite rockera de los 70s, las cosas mejoraron notablemente en cuanto a financiación y logística para el cronograma de conciertos. Los primeros conciertos del grupo fueron programados todavía bajo la etiqueta de DISCIPLINE. En fin, Island Studios fueron los que albergaron las labores de grabación del nuevo disco, un proceso que tomó 3 semanas después de una gira europea que duró 3 semanas, la cual comenzó a los 3 semanas de iniciarse las sesiones de primeros ensayos y composición del nuevo repertorio Crimsoniano... o Disciplinario, si se le prefiere llamar así. Levin estaba pletórico de felicidad y buenas sensaciones con su situación de integrante de una banda firme, pues ya en los albores del nuevo milenio y cerca de llegar a los 35 años de edad, se sentía preparado para ser algo más que un sesionista. El genio de Levin no pasó inadvertido a Fripp cuando se estaba germinando este nuevo KING CRIMSON: el hecho de que organizara audiciones para integrar al bajista faltante (siendo uno de los candidatos más notables el mismísimo Jeff Berlin, nada menos) se debió a que él sabía que Levin tenía una agenda muy ocupada, pero apenas supo de las intenciones de Levin de situarse en una posición profesional más estable, el cuarteto se completó al instante. El primer concierto de DISCIPLINE tuvo lugar en el Moles Club de Bath – una de las ciudades británicas más abiertas a la difusión y expansión del rock experimental – en el último día de abril de 1980, y ya la cosa no tenía cómo parar hasta que el cuarteto pudiese, como mínimo, grabar un álbum de estudio. Ya sabemos que todo se extendió hasta una trilogía.

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Bueno, repasemos ahora los detalles del legendario “Discipline”. El inicio del álbum es todo un clásico: ‘Elephant Talk’ es una canción eufórica y traviesa, a la par que cerebral y seria. Mientras Belew exorciza los fantasmas de TALKING HEADS capitalizando el estilo vocal de David Byrne y Fripp retoma los asuntos pendientes desde el último disco de estudio de KING CRIMSON (“Red”) y su propio álbum solista “Exposure”, el magistral Bruford sigue ahondando en las vibraciones más intensas de su corazón jazzero, haciéndose eco de su propia experiencia con una banda de apoyo. En medio de toda esta trifulca armónica de dispares fuentes de inspiración, Levin convierte a su Stick en instrumento protagónico tanto en el incendiario prólogo como en su manera tan robusta de articular su presencia como una especie de tercera guitarra. La letra expone una inmisericorde crítica contra la cultura del talk-show y los opinólogos en los medios televisivos, algo que todavía aumenta su presencia en la cultura popular de nuestros días. ‘Frame By Frame’ es la canción que sigue a continuación y proyecta un esplendor progresivo aún mayor, explayándose con un dinamismo apabullante a través de la alternancia de tempos en 7/8 y 4/4. Los ornamentos que impone Bruford a su ingeniería rítmica son divinamente diabólicos mientras que los instrumentos de cuerda elaboran una arquitectura tan tensa como luminosa. Todo un cénit del álbum… y no será el único. ‘Matte Kudasai’ brinda un momento de serenidad desde el cual se exhibe una aureola de cálida melancolía: básicamente se trata de un blues-rock progresivo marcado con un swing jazzero sobriamente sofisticando, combinando aires hawaianos y orientales en su desarrollo melódico. ‘Indiscipline’ es otro cénit, un clásico indiscutible del legado post-70ero de KING CRIMSON. Estando musical y poéticamente centrado en la tensión propia del diálogo confrontacional con el yo que enfrenta una artista ante la elaboración de una escultura que a ratos le complacía y a ratos le aborrecía (la entonces esposa de Belew Margaret escribió sobre esta experiencia en una carta). La pieza comienza con un dueto de Stick y batería donde el primero mantiene un groove minimalista y la segunda arroja algunos redobles impacientes que anticipan el maelstrom turbiamente inteligente que ha de expandirse cual lava psicótica en las tres secciones instrumentales, todas ellas marcadas por el 5/4 del Stick para que las guitarras alternen y combinen solos y riffs. Para las partes habladas, la instrumentación se retrotrae para crear una densidad sutil. El espasmódico mantra “I repeat myself when under stress” y el clamor final “I like it!” son de antología. Esta canción y la primera muestran a un Belew capaz de superar a David Byrne en el desarrollo de su paradigma vocal: se vuelve Belewiano, realmente.

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Solo una canción como ‘Thela Hun Ginjeet’ puede asumir la tarea de seguir adelante con el repertorio tras el fenomenal cierra de la primera mitad que impuso ‘Indiscipline’ con su cerebralmente desatado arrebato. Recibiendo la herencia del fragor inconmensurable de ‘Indiscipline’ tanto como la de la extroversión jovial de ‘Elephant Talk’, ‘Thela Hun Ginjeet’ abre la segunda mitad del repertorio con extrema fuerza de carácter. La autoritaria musculatura de los guitarreos y los robustos juegos de pulsaciones creados por la dupla Levin-Bruford. El título es un anagrama de la frase ‘heat in the jungle’ (‘calor en la jungla’) y hace directa alusión a una anécdota muy desagradable – aunque amena cuando es vista desde afuera –que vivió Belew justo en la época de los primeros ensayos del grupo en Londres. Resulta que el buen Adrian estaba paseando con una grabadora para registrar ruidos y voces callejeras en algunas calles londinenses cuando, primero, unos rastafaris de mala actitud trataron de robarle su grabadora, para luego toparse con unos agentes de policía que le llamaron la atención por exponerse innecesariamente a pasear a solas por un lugar tan peligroso. Su nerviosa narración de la anécdota fue secretamente grabada por Fripp y finalmente buena parte de su monólogo quedó registrada como “letra oficial” de la canción. Cuando se evaporan los últimos ecos de las pesadamente distorsionadas notas finales de guitarra de ‘Thela Hun Ginjeet’, nos preparamos para disfrutar del momento místico del disco: ‘The Sheltering Sky’. Bruford inicia las cosas tocando un hipnótico compás con un tambor de madera propio del folclore norteafricano, y la guitarra rítmica de Belew se encarga de acentuar ciertos golpes percusivos de su colega mientras instala las bases para la atmósfera exótica que ha de completarse mágicamente con la imponente acción exorcista que Fripp perpetra a la guitarra-sintetizador. Por su parte, Levin sustenta todo a paso firme mientras añade algunos vibratos que gestan recursos de determinante tensión. En algún momento de la segunda parte, Belew elabora un solo sobrecogedoramente místico mientras Fripp pasa a crear capas tan densas como minimalistas. Para el último minuto, Belew y Fripp regresan a sus respectivos roles iniciales hasta dejar a Bruford dar unos golpes solitarios para el cierre.




Los últimos 5 minutos y pico del álbum están ocupados por el instrumental homónimo, el cual crea de por sí un estándar definitivo para el aspecto de minimalismo matemático que KING CRIMSON instaura para el resto de su etapa 80era y su futura resurrección de las tres décadas posteriores. La idea era crear una estrategia de férrea disciplina a cuatro bandas donde cada instrumento debía constreñirse de asumir cualquier tipo de protagonismo sin por ello limitarse a acompañar a los demás: de hecho, en esta estrategia proactiva compartida, los cuatro músicos se hacen cargo de armar un fundamento temático al mismo tiempo que un groove consistente y continuo. Aunque el sistema de cambiantes compases da la apariencia de caos al oído desatento, el asunto se resuelva realmente con un obsesivamente arquitectónico groove. El mismo Bruford se encarga de armar un tempo de 17/16 para sustentar la base de dicho groove. Este instrumental tan fabuloso era una pieza clave para este KING CRIMSON reformado, y no solo porque indicaba el nombre original del cuarteto sino también porque era la pieza inicialmente indicada para abrir el disco. En efecto, la secuencia del repertorio que Fripp tenía inicialmente en mente una vez completo aquél era así: ‘Discipline’ / ‘Thela Hun Ginjeet’ / ‘Matte Kudasai’ / ‘Elephant Talk’ / ‘The Sheltering Sky’ / ‘Frame By Frame’ / ‘Indiscipline’. O sea, la idea era seguir el camino desde una estructura inicial hasta la desintegración de la misma en el tramo final mientras se seguía un proceso de alternados momentos de focalizada reflexividad y demoledora ansiedad. El orden de este repertorio en una mezcla especial aparece como uno de los ítems del Blu-ray que acompaña al CD en esta reedición. También aparecen imágenes de programas televisivos en los que el cuarteto presentaba algunas de sus piezas más llamativas: un programa de 1981 con ‘Elephant Talk’ y otro de inicios de 1982 con ‘Frame By Frame’ e ‘Indiscipline’. Vale resaltar cuán ensimismado se ve al público cuando se le brinda una versión particularmente intensa y extensa – 6 ½ minutos – de esta última canción, y por otra parte, es una pena que ‘Elephant Talk’ aparezca con el audio del disco. Se nota que el grupo toca en vivo pero en los archivos del canal televisivo parece que decidieron que el audio original no se podía usar. En fin, al final de esta reseña ponemos un vídeo con otra actuación televisiva de ‘Elephant Talk’ para compensar por esta “fechoría” del mainstream del show business.

Otra “fechoría discográfica”, perpetrada esta vez por la misma gente de KING CRIMSON, es el ocultamiento desde las reediciones de fines de los 80s, de la mezcla original de la hermosa balada ‘Matte Kudasai’, la cual incluía un solo de notas sostenidas de Fripp. Si bien es verdad que Fripp y Belew coincidieron en que dicho solo se sentía superfluo dentro de la estructura general de la pieza en cuestión, la cosa es que algo se sentía “raro” cuando comparábamos reediciones digitales anteriores con nuestro vinilo original de 1981. En fin, todo terminó bien pues esa versión original (ahora bautizada como alternativa) está incluida como bonus en el remaster del 30mo aniversario, como parte del Blu-ray de esta reedición que tenemos ahora en nuestras manos. Una anécdota jugosa respecto a este solo del cual renegó el “Index Crimsoniano” es que los primeros acordes de dicho solo citan al bello instrumental ‘Peace’ de ese lejano segundo álbum “In The Wake Of Poseidon”, tal vez la más bella pieza de guitarra clásica que haya compuesto jamás el maestro Robert Fripp. Una segunda anécdota referente a esta bella balada es que la edición surcoreana del disco tuvo que hacerse cambiándole el título a la traducción inglesa ‘Please Wait For Me’ debido al aspecto antinipón de la idiosincrasia de dicho país: la alternativa de omitir la canción no era práctica para efectos de apreciación estética del disco ni para e respeto a la integridad de la visión de los artistas que lo forjaron. Otras novedades reveladoras de esta reedición incluyen una selección de loops vocales de Belew, algunos de los cuales fueron integrados a algunos de los temas del disco, además de las mezclas alternativas que registra Wilson de ‘Thela Hun Ginjeet’ y ‘The Sheltering Sky’, y la versión de 12” para las pistas de baile de ‘Elephant Talk’ (muy marchosa, la verdad que sí). Como curiosidad especial, se nos brinda un audio-documental sobre la aterradora historia de ‘Thela Hun Ginjeet’.



Toda la experiencia de gestar, arreglar, grabar y promocionar “Discipline” como una obra no solo de resurrección sino de remodelación de KING CRIMSON está perfectamente plasmada en estas palabras de Robert Fripp: “Sí, de seguro que esto se trata de KING CRIMSON. Pero es una banda de rock moderno que toca en 1981 y me atrevería a decir que algunos fans tradicionales de KING CRIMSON pueden ir a vernos esperando que toquemos las canciones rutinarias, pero si yo fuera un seguidor de KING CRIMSON tendría la expectativa de no recibir lo que me dictan mis expectativas”. Por su parte, Adrian Belew pontifica sobre la perfecta retrospectiva: “¡Pienso que era probablemente la mejor banda del mundo que existía entonces! Era simplemente la mejor alineación y se dio la perfecta combinación de elementos: lo pesado lo ligero, lo divertido y lo oscuro. Simplemente creo que había algo absolutamente mágico en la banda y ese primer disco es la prueba de ello. Aún suena novedoso”. No podríamos tratar de mejorar la precisión conceptual que atraviesa a estas palabras tan directamente entusiastas del entonces frontman y perfecto socio guitarrista de Fripp, ni tampoco nos esforzaremos en hacer una hermenéutica de las mismas, algo que sería soso, redundante y trivial. Simple y llanamente, celebraremos en estas palabras finales que en el año 2011 se hizo esta reedición de “Discipline”, una obra monumental e intensa que testimonia cómo se hacían las cosas en la élite rockera de inicios de los 80s. WE LIKE IT!!!


Muestras de “Discipline”.-
Elephant Talk [en vivo en Fridays, 1981]: https://www.youtube.com/watch?v=GTQrlDzqUCA
Frame By Frame [en vivo en Old Grey Whistle, 1982]: https://www.youtube.com/watch?v=YrXgcp01JaI
Indiscipline [en vivo en Old Grey Whistle, 1982]:  https://www.youtube.com/watch?v=JmvA7oWGb40
The Sheltering Sky: http://www.dailymotion.com/video/x2o2lmr

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