Tuesday, August 23, 2016

Reseteo y reformateo de ANTIHÉROE


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR MENDOZA.

Hoy nos damos el gusto de presentar el nuevo trabajo de la creativa entidad musical argentina ANTIHÉROE, el mismo que se titula “Reset”. Reformulado y fortalecido en sus cánones musicales progresivos de una forma no vista antes, ahora este combo liderado por el genial guitarrista originario de Córdoba Darío Íscaro se enfila hacia la exploración de sonoridades pesadas de inspiración metalera dentro de unos cánones exigentes donde confluyen lo vanguardista, el jazz-rock y el ya bien conocido paradigma del prog-metal. Todo un trayecto de evolución estilística desde sus días iniciales dedicados al fomento de la división jazz-progresiva para luego pasar a un escenario de experimentaciones fusionescas en un curioso híbrido de psicodelia, World Music y chamber-rock en los tiempos de “Ánima Fugitiva”, hace ya tres años. ANTIHÉROE ahora resalta el elemento rockero en el concepto de rock ecléctico y experimental. Los compañeros de viaje de Íscaro para este material grabado en un tiempo tan lejano para nosotros como fue el mes de julio del año 2014 son el bajista Felipe González y el baterista Augusto Urbini. Tras un periodo de mezcla y masterización que tuvo lugar entre fines de ese mismo año y febrero del siguiente, hubo otro tiempo de espera hasta que por fin se hizo realidad fáctica a través del sello Viajero Inmóvil Records en el pasado mes de mayo.


El repertorio de “Reset” se inicia con ‘Destapamundos’, pieza que desde sus instancias iniciales hace gala de una exquisitamente machacona garra: los riffs son sumamente electrizantes y los juegos de síncopas armados por la dupla rítmica permiten la articulación de una complejidad progresiva a través de la compleja pesadez en curso. De todos modos, en algún momento se abre un espacio para bajar un poco el frenesí del ritmo a fin de gestar una variante de texturas psicodélicas al modo de una cruza entre GORDIAN KNOT y el modelo Crimsoniano de fines de los 90s. Seis minutos de irresistible magia belicosa. A continuación sigue ‘Hipervínculos’, tema que en su espacio de casi 5 ½ minutos sigue adelante con estos despliegues aguerridos, pero esta vez con un acento más pronunciado en el factor jazz-rockero de la ecuación sonora; esto se ha de traducir necesariamente en el empleo de grooves aún más complejos y en la creación de ámbitos momentáneos para lucidos solos de guitarra y bajo. Definitivamente, el oyente empático está más que simplemente seducido con la secuencia de estas dos primeras piezas, y es justo el momento en que emerge ‘Mantícora 70’ para establecer una remodelación del paradigma de ALAN HODSWORTH a través del filtro de CAB con matices extra del cosmos cerebral-neurótico  de KING CRIMSON. La función del cuarto tema, titulado ‘Charkas’, es la de replantear el elemento jazz-rockero con un fragor más lúdico que el exhibido en los tres temas anteriores... aunque tampoco es que hayan sido muermos en lo absoluto, sino que nos referimos a que la jovialidad de la inocencia festiva en un jardín reemplaza al señorío inocultable del palacio dorado. Eso sí, el garbo y el nervio son los de siempre. Garbo y nervio encontramos también en ‘X La Tangente’, cómo no, pero también un incremento de luminosidad sónica. Este tema sigue en buena medida el molde de ‘Hipervículos’ aunque con un aura un poco más ligera que le permite moverse en un swing caracterizado por un dinamismo especialmente llamativo. Como contrapeso a esto, el beneficio es que los contrastes entre los momentos más filudos y los más contenidos permiten al grupo sacar más lustre a su refinamiento esencial.

  

‘Afterlife’, con sus casi 4 minutos de duración, difícilmente puede ser designado como miniatura, pero es un tema en el que la visión grupal se abandona por una instancia singular, que es la de la guitarra de Íscaro: trabajando con elegantes armonizaciones de extravagantes retazos psicodélicos, se crea un efectivo paisaje sonoro de arraigo sideral. Mostrando un inteligente despliegue de electricidad y musculatura, ‘6 Ciclos’ encaja perfectamente tanto con los registros de rotunda pesadez rockera del repertorio precedente como con los recursos de sofisticación progresiva de prioritario talante Crimsoniano con los cuales también nos hemos topado. La construcción multitemática que apreciamos aquí rebosa creatividad por doquier en su imparable diversidad mientras el lucimiento de la batería es imposible de esconder. Es éste un cénit decisivo del repertorio, no nos cabe duda alguna sobre ello, y el ítem que le ha de suceder solo puede ser una pieza de batería solitaria: en efecto, ‘Rumbles’ es un cálido y sólido ejercicio de elaboración de grooves donde la polenta está administrada con vigorosa astucia. Nos vamos acercando al final del disco cuando llega el turno de ‘Clepshydra’, tema que reitera el fuego predominante a través de un reciclaje más clarividente que antes, empleando una ingeniería sólida y sofisticada para la articulación del vigor jazz-rockero: algunos resabios del KING CRIMSON de “The Power To Believe” se hacen notar aquí. La secuencia de los dos últimos temas ocupa un espacio total de 3 ¾ minutos: ‘Vórtice-B’ brinda un espacio para el lucimiento del bajista González en la elaboración de un clima sombrío acentuado por un monólogo femenino, mientras que ‘Tectonics’ establece un idóneo epílogo para el disco a punta de fiereza cerebral expandida en inteligentes juegos rítmicos. ¡Qué epílogo tan enorme nos regala ‘Tectonices’!... Realmente se puede hacer mucho en un espacio de 2 ½ minutos.


Todo esto fue “Reset”, una labor de auténtico reseteo para la reformateada visión musical de ANTIHÉROE a través de su irrefrenable inquietud por sacar de sí nuevos horizontes para situarlos en el norte hacia el cual debe proyectarse cada nueva travesía musical. Nos ha tomado por sorpresa este disco tan robusto, vaya que sí, y solo podemos tener palabras de enorme agradecimiento melómano para con los Sres. Íscaro, González y Urbini.





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