Saturday, September 19, 2015

CASTLE CANYON: la reactivación de un viejo criterio progresivo estadounidense


HOLA, AMIGO DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy contamos la historia de una resurrección, la de CASTLE CANYON, un trío de rock prog-sinfónico estadounidense formado en 1973 en la localidad de Portland (Oregon) y que solo duró tres años debido a que las oportunidades de grabar un disco no llegaban, y eso llevó a una impaciencia sin solución. Dado que en el año 2009 se editó una selección de sus viejos temas en nuevas grabaciones bajo el título de “Gods Of 1973”, ahora nos sentimos más compenetrados con este pedazo de historia oculta de la escena progresiva estadounidense, y de paso, motivados para degustar su nuevo trabajo fonográfico, el cual se titula “Criteria Obsession” y fue publicado en marzo pasado, a través del sello independiente Bottomfeeder Records. Solo queda el teclista Erik Ian Walker de la formación original; los demás integrantes del ensamble son el guitarrista Like Schwarz, el bajista Bill Noertker y el baterista Paul Elias. El grupo cuenta con el apoyo ocasional del saxofonista Jack Chandler, pero básicamente se nota que Walker es la voz cantante de CASTLE CANYON, pues parte del repertorio de este álbum consiste en viñetas sonoras donde él se pone a investigar en atmósferas cósmicas de sus sintetizadores. Bueno, veamos a continuación los detalles de este disco.


‘Wiggy Beets’ abre el álbum con un aura de jolgorio contagioso y llamativo, al modo de una cruza entre DIXIE DREGS y EMERSON, LAKE & PALMER, más algunos resabios del DEEP PURPLE pre-Gillan. Muchas de las bases armónicas elaboradas en el órgano Hammond están basadas en una composición de Beethoven: su sonata para piano no. 1 en Fa menor. Sin duda, hace honor a su título cuando nos muestra toda esta vitalidad tan extravagante y cautivadora. Luego nos topamos con la composición más extensa del álbum ‘Criteria Obsession / The Mushroom Song’, que se extiende por 14 ½ minutos. Su tenor progresivo es muy obediente de estándares y atmósferas propias de la escena británica fundacional (YES, ELP, incluso algo de BEGGAR’S OPERA), aunque también hay pasajes particularmente extrovertidos donde el esplendor del rock pesado clásico (DEEP PURPLE, URIAH HEEP) deja sentir su fuerte huella en el ideario artístico de la banda. En todo caso, el hecho de que el grupo decida dar rienda suelta a los desarrollos temáticos instrumentales resulta crucial a la hora de instaurar y reforzar un aura épica que no tiene nada de timidez y sí mucho de robustez. Poco antes de llegar a la barrera del octavo minuto, la pieza vira hacia un clima cósmico minimalista centrado en capas flotantes y sutiles de sintetizador, las mismas que sobriamente abren caminos para el meticuloso armado de la bucólica sección cantada con la cual termina la pieza: en efecto, se trata de ‘The Mushroom Song’, que suena como una balada del estilo de BREAD envuelta en una atmósfera inspirada en el modelo del space-rock melódico de inspiración Floydiana. ‘My Lady Carey’ nos sorprende con una nueva modalidad de música progresiva al mostrarnos a un grupo muy entretenido con llenar espacios sónicos con sintetizadores, incluyendo al esquema rítmico de la pieza, esquema que coquetea con el reggae en clave rockera: es casi como un homenaje simultáneo a NOVALIS y CLUSTER pero con JEFF BECK a cargo de la guitarra. De verdad… ¡qué electrizantes son los dos solos de guitarra con que Schwartz engalana nuestros oídos en medio de toda esta fantasía cuasi-krautrockera!

‘Pope’s Cabin’ es un muestrario de atmósferas y esquemas armónicos de sintetizadores que dura poco menos de 3 minutos; lo que hace Walker aquí es más una fanfarria sinfónica reconstruida con intencionalidad modernista que otra aventura krautrockera, y en realidad, su misión principal es la de prepararnos para la experiencia de ‘Disaster’, el segundo tema más extenso del disco con sus 13 minutos de duración. ‘Disaster’ empieza con una hermosa sección de piano solo… pero cuando menos lo esperamos, poco antes de llegar a la frontera del segundo minuto, el ensamble entero entra en acción con un ímpetu glorioso, presto a elaborar un cuerpo temático que suena a un híbrido de YES (tanto de la época del “Close To The Edge” como la del “Relayer”), U.K. y WEATHER REPORT, además de ciertas extravagancias temáticas a lo FRANK ZAPPA. El saxo de Chandler entra a tallar sintiéndose muy a sus anchas en medio del filo elegante de los guitarreos y la pomposidad imparable de los teclados (órgano y sintetizadores). La última sección de este tema vira hacia una suave exhibición de jazz-fusión, portando un groove lento de patente cariz reflexivo: las sobrias florituras de piano y la exquisita armazón del dúo rítmico asientan el paisaje perfecto para los fraseos solistas del saxo, muy destacados en el bloque global. En esta pieza, el encargado del bajo es el invitado especial Fred Chalenor, quien fuera integrante del trío original. La dupla de ‘Exit Strategy’ y ‘Zig Zag River’ se encarga de cerrar el álbum: se trata del pretexto final para que Walker experimente con su arsenal de sintetizadores análogos, buscando algo sutilmente lúgubre en ‘Exit Strategy’ y algo fastuoso a lo RICK WAKEMAN-con-VANGELIS en ‘Zig Zag River’.


Todo esto fue “Criteria Obsession”, un disco que más que un disco en sí es una labor de rescate y reinstauración de una propuesta progresiva que se ha negado a morir en el olvido. Es bueno prestar atención a CASTLE CANYON por un motivo como éste y disponer de una ocasión peculiar para apreciar este pedazo de historia del género progresivo de los Estados Unidos.


Muestras de “Criteria Obsession”.-

No comments: