Tuesday, May 29, 2012

IAN ANDERSON reformula viejas glorias progresivas con "Thick As A Brick 2"


HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy nos toca prestar atención a uno de los discos más especiales y controvertidos dentro de los eventos progresivos del presente año 2012, “Thick As A Brick 2: Whatever Happened To Gerald Bostock?” es un disco destinado a ser evaluado y examinado por siempre jamás en relación y en oposición a su brillante antecesor de 40 años atrás, “Thick As A Brick”, aquel disco que JETHRO TULL, con su formación de IAN ANDERSON (voz, flauta, guitarra acústica, algo de violín, saxo y trompeta), MARTIN BARRE (guitarra eléctrica y algo de laúd), JOHN EVAN (luciéndose al órgano Hammond, piano de cola y clavicordio), JEFFREY HAMMOND-HAMMOND (bajo y voces adicionales) y el recién llegado BARRIEMORE BARLOW (batería, tímpanos, campanas, glockenspiel y otros utensilios percusivos), grabó como parodia de los aspectos épicos y grandilocuentes del entonces ya florecido rock progresivo… ¡y que se convirtió en uno de los discos más emblemáticos del género! No somos pocos los que consideramos a “Thick As A Brick” como una parte imprescindible del pináculo definitivo de la historia del rock progresivo, y la misma gente de JETHRO TULL se tomó la idea más en serio con la gestación de “A Passion Play” en el año siguiente. A pesar de considerarse como meros visitantes “turistas” dentro del país de la pompa y boato del género progresivo, las complejas composiciones (algunas de ellas, bastante extensas) que formaron parte de discos posteriores como “Minstrel In The Gallery”, “Songs From The Wood”, “Heavy Horses”, “Stormwatch” y “A”, así como ese emblemático clásico del JETHRO TULL 80ero como es ‘Budapest’, del álbum “Crest Of A Knave”, son pruebas fehacientes del ímpetu de IAN ANDERSON y sus compañeros de turno por dignificar los ideales del rock artístico dentro de su propia propuesta musical.


A la luz de esta perspectiva de la variopinta tradición Tulliana, ¿qué propósito cumple esta obra solista de IAN ANDERSON que se ofrece al mercado fonográfico como secuela de un disco histórico? Seamos justos con el Sr. ANDERSON en caso de que nos sintamos tentados a pensar que se trata de una tentativa por explotar un poco a esta vieja gallina de los huevos de oro con el solo propósito de buscar nuevos réditos. Más bien, la idea de este disco surgió de parte de dos viejos amigos de Anderson de su época con Chrysalis Records, y un poco más tarde, del ejecutivo y otrora rey de la vanguardia progresiva Derek Shulman (sí, el de GENTLE GIANT): tras una inicial renuencia ante estas sugerencias, finalmente Anderson se puso a concebir un concepto para este tributo al 40mo. aniversario de “TAAB”, desproveyendo al personaje Gerald Bostock de su carácter jocosamente ficticio y convirtiéndolo en un personaje de un pasado real sobre cuyo destino y presente nada se sabe, solo cabe especular. Los ilustres compañeros de ANDERSON en esta nueva aventura son: JOHN O’HARA (teclados y acordeón), DAVID GOODIER (bajo y glockenspiel), FLORIAN OPAHLE (guitarra eléctrica) y SCOTT HAMMOND (batería y percusión). También participan colaboradores ocasionales como RYAN O’DONNELL (voces adicionales) y PETE JUDGE (trompeta, fiscorno, corno tenor y tuba). Con este esquema conceptual en mente, IAN ANDERSON utiliza su poética peculiar para hacerse preguntas en voz alta sobre qué hubiera sido de nuestras vidas si en ciertos momentos específicos las decisiones importantes que tomamos hubieran sido distintas a como fueron, o si hubiéramos tenido más suerte o hubiésemos pasado pro algún infortunio grande: la lógica del “qué hubiera pasado si…” es la ilación temática del repertorio de este disco, el cual se divide en dos grandes secciones, “Divergence” y “Convergence”, y sus correspondientes sub-secciones contienen las canciones individuales (17 en total). Reflexión crítica, una búsqueda de orden en la secuencia de eventos de nuestra vida, incertidumbres en torno a las personas que en el pasado nos marcaron de alguna manera pero que no hemos vuelto a ver en muchísimos años – ANDERSON hace una exégesis de la melancolía de la tercera edad (¿su propia tercera edad?) a través de esta “reificación” de Gerald Bostock. Nos parece, de entrada, que la idea de hacer un repertorio de 17 temas más o menos cortos no es una estrategia tan útil para realzar el carácter conceptual intencionado para este disco como sí lo hubiera sido hacer 5 o 6 composiciones de más largo aliento, algo realmente épico desde la perspectiva progresiva estandarizada. En fin, vayamos ahora al repertorio en sí.

 

‘From A Pebble Thrown’ abre el disco (y la serie ‘Divergence’) con una cita del inicio del lado B de “Thick As A Brick”, la misma que introduce un motivo central atractivo, al estilo del sobrio colorido de sus discos solistas “The Secret Language Of Birds” y “Rupi’s Dance”; ‘Pebbles Instrumental’ se engarza con un filo rockero más pronunciado que nos puede recordar a los días de “Crest Of A Knave”. El disco comienza bastante bien. Después del discurso de ‘Might-have-beens’ sobre cómo a veces brotan en nosotros preguntas sobre qué hubiera sido de nosotros si se hubieran dado tales o cuales circunstancias diferentes a las que efectivamente se dieron, comienza la dupla de ‘Gerald The Banker’: ‘Upper Sixth Loan Shark’ opera como un preludio acústico para el dinamismo muscular de ‘Banker Bets, Banker Wins’. Para la sección de ‘Gerald Goes Homeless’, tenemos a ‘Swing It Far’, un tema que alterna partes tranquilas con otras más movidas, y a ‘Adrift And Dumfounded’, un tema dominado por una serenidad contemplativa (al modo de las canciones más lentas de “Roots To Branches”), aunque también incluye un vitalista interludio rockero: tenemos en esta canción un momento álgido. Dentro de la sección ‘Gerald The Military Man’, tenemos una remodelación de la sección militar de “Thick As A Brick” (“I’ve come down from the upper class to mend your rotten ways”) en ‘Old School Song’ y una nueva reminiscencia de la faceta contemplativa de “Roots To Branches” en ‘Wootton Bassett Town’, esta vez con un tono crepuscular más marcado y con un manejo especialmente delicado de las capas orquestales de teclado, lo que pueden remitirnos a los tiempos de “Crest” y de “The Broadsword And The Beast”. ‘Gerald The Chorister’ incluye dos piezas muy cortas: un rock lento como ‘Power And Spirit’ y una cantata juglaresca como ‘Give Till It Hurts’. ‘Gerald: A Most Ordinary Man’ incluye un ejercicio de ensamble de metales (‘Cosy Corner’) y una pieza rockera bastante interesante que podría haberse beneficiado de una mayor expansión temática (‘Shunt And Shuffle’), pues el gancho funciona de una manera directa. La sección del Gerald militar sobrepasa enormemente a las del Gerald predicador y del Gerald común y corriente.
 
La serie ‘Convergence’ comienza con la pieza más extensa del álbum, ‘A Change Of Horses’, que se erige como la pieza más larga del disco con sus 8 minutos de duración: retomando el lirismo folk-progresivo de los mejores momentos del JT 90ero y con guiños a lo hecho en “Rupi’s Dance”, la pieza maneja bien su espacio de expansión, lo cual le permite generar un nuevo momento notable dentro de los cánones del disco. ‘Confessional’, la primera de dos canciones de la sección ‘Mulberry Walk’, nos retrotrae a la dinámica un tanto desabrida de “Catfish Rising” en su sección cantada; solo le salva en postludio instrumental que se enlaza parcialmente con la magia colorida de los clásicos Tullianos “Songs From The Wood” y “Heavy Horses”. La segunda canción de esta sección, ‘Kismet In Suburbia’, se beneficia de una mayor polenta que ‘Confessional’, pero también vuelve a confirmar que Anderson no ha sabido explotar de forma contundente su vena rockera para este proyecto. Incluso en esta canción se advierte que OPAHLE aporta sus fraseos más creativos, mas la canción no está diseñada para darle suficientes espacios de expresión, y ello repercute en que el colorido rockero se quede a un nivel meramente potencial. ‘What-ifs, Maybes, Might-have-beens’ cierra el álbum como un reprise de ‘From A Pebble Thrown’ sazonado con una reconstrucción del último clímax bombástico de “Thick As A Brick” (aunque con más tirado a lo pastoral que a lo rockero) y el cierre acústico del mismo disco: la variada estructura de esta canción refleja cabalmente la dimensión ambiciosa que pudo haberse concretizado en el disco global y que, en nuestra opinión, quedó como un menú musical cocinado en un término medio. Y bueno, el cierre con la frase “and your wise men don’t know how it feels to be thick as a brick 2” sirve para enfatizar (posiblemente, de forma involuntaria) la ironía inherente a hacer una secuela de “Thick As A Brick” con una estrategia compositiva que no terminó dando los resultados esperables... o sea, un nuevo hito especial dentro del legado Tulliano-Andersoniano.


Ya está en curso una gira de IAN ANDERSON y su banda de apoyo donde se recupera la obra original y se promociona esta secuela. Tal vez sea ésta la temporada para observar y apreciar cómo se curte la valía artística de “Thick As A Brick 2”, cómo madura: una cosa es clara, las comparaciones, más allá de lo adorables u odiosas que sean, serán inevitables de acuerdo a la naturaleza de esta iniciativa, y nuestro diagnóstico es que se trata de un solvente tributo a la faceta folklórica que conforma un ingrediente poderoso en el sonido de JETHRO TULL, pero en cuanto a la polenta rockera y la sofisticación melódica, los logros no son tan notables como hubiera podido esperarse de un compositor que siempre supo darse maña para explorar las aristas más afiladas de su creatividad. Es una pena que en este disco, Anderson no haya podido recapturar la riqueza sónica de su genial “Divinities”, o reavivar la magia melódica que había encontrado espacios muy interesantes de expresión en los más que dignos discos Tullianos “Crest Of A Knave” y “Roots To Branches”, pero tampoco nos parece desastroso “Thick As A Brick 2”: no vale la pena tampoco ponerse tremendistas ni hacerse mala sangre sin ton ni son. Este disco es, esencialmente, una buena idea de ingeniería donde varias paredes quedaron con terraje incompleto y algunas columnas no quedaron del todo refinadas: cabe agradecer a Ian Anderson por los momentos donde la inspiración es buena, y el oyente atento sabrá detectarlos desde las primeras escuchas. 



Muestras de “Thick As A Brick 2”.-
From a Pebble Thrown + Pebbles Instrumental: http://www.youtube.com/watch?v=AN-pNXaXBZE
Adrift And Dumbfounded: http://www.youtube.com/watch?v=qfrLus4p4Gs
Wootton Basset Town: http://www.youtube.com/watch?v=rxtjK9QIQ8M
A Change Of Horses: http://www.youtube.com/watch?v=aXM1E5hOXOk
 
 
 
[Gracias especiales a mis amigos melómanos Daniel Padilla, Jesús Díaz Garaygordobil y Gabriel Costa por ayudarme en la formación de esta primera perspectiva personal sobre el disco aquí reseñado.]     

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