Saturday, September 10, 2011

RESISTOR abre vías hacia una nueva isla musical de rock artístico


HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy es la locación de sacar a colación al ensamble estadounidense RESISTOR, ensamble instrumental liderado por el inquieto y aventurero músico Steve Unruh. Todo empezó de la forma más sencilla y casual, lo cual no se condice simbólicamente con el tipo de sofisticación vibrante que este cuarteto insufla a sus vuelos instrumentales, sólidos, versátiles, llenos de nervio y sobre todo, de niveles impresionantes de inventiva y afinidad espiritual que hacen que permiten al ensamble articularse en una magia compartida a través de sus casi siempre improvisadas ideas musicales. En algún momento del año 2005, el susodicho Sr. Unruh decidió que tenía ganas de formar parte de un proyecto musical donde tocara principalmente la guitarra eléctrica, encontrando pronto un aliado en su amigo ingeniero electrónico Rob Winslow. Mientras iban armando sus primeros jams, uno de los electricistas operarios del estudio de ensayo resultaba ser también baterista, de nombre Barry Ferrands: sabido el dato, casi al instante se convirtió en el tercero a bordo. Cuando las primeras composiciones ya se perfilaban en sus formatos definitivos, se sentía la necesidad de un cuarto miembro, un teclista de preferencia… pero esta cuarta entidad resultó ser otro guitarrista, Fran Turner. Así las cosas, el terreno estaba preparado para el disco debut homónimo de 2008, seguido por “Rise” dos años más tarde, y ahora en 2011, “The Secret Island Band Jams” constituye la tercera placa de parte de Steve Unruh y sus compinches. La presencia de Turner permite a Unruh dar rienda suelta a su solvencia con otros instrumentos como el violín y la flauta, un factor que repercute notablemente en el realce de coloridos sonoros dentro del encuadre específico de la banda, un encuadre progresivo donde se desarrollan parajes eclécticos de psicodelia, jazz-rock, rock duro clásico, aventuras cuasi-fusionescas y jam. Pasamos a comentar el tercer disco a continuación.


En medio del ruido del mar movido por fuentes vientos de la costa, ‘Voyage 7’ abre el disco con un grácil ejercicio de space-rock en 7/4 que suena a algo intermedio entre el GURU GURU jazz-rockero y PHISH. ‘Picadora’ y ‘Piezo Fury’ ocupan conjuntamente los siguientes 10 minutos del disco: el primero de estos temas establece un clima lírico bastante cálido sobre un compás de 5/4, especialmente apoyado en el rol principal del violín, un ítem de tendencia sinfónica; el segundo se enfila hacia un jazz-fusión aflamencado que nos recuerda fácilmente a los ensueños hispánicos de un John McLaughlin, pero con una base rítmica encuadrada dentro de un discurso propiamente rockero, lo cual sirve de perfecto sustento para el perfil asumido por la guitarra eléctrica en su dialogante antagonismo frente a la acústica. El momento de ‘All Systems Go!’ es uno de cambiar de rumbo para enfilarse hacia un macizo ejercicio de rock duro con tremendo gancho, al estilo clásico de los 70s (GRAND FUNK RAILROAD, JEFF BECK), mientras que por contraste, ‘Dream Of The Arctic Tern’ se encarga de crear y sostener una aura de relajada y contemplativa serenidad en clave de jazz-rock lento con sutiles tendencias folk-psicodélicas que nos remiten de alguna manera a EAST OF EDEN o a KEBNEKAJSE. El solo de flauta que emerge en medio tiene un tufillo tulliano imposible de ocultar, aunque con un carácter más atenuado. ‘Santa Anna’ se encarga en su primera parte de recoger y amplificar el espíritu space-rock que ya había insertado la pieza inicial, con la salvedad de que el esquema rítmico es más pausado, algo que el ensamble aprovecha muy bien para darle un realce más notorio a los solos y riffs guitarreros, a la par que el grupo en bloque explora matices envolventes. La adición de inquietantes líneas de violín en algunos pasajes añade una conveniente magnificencia al asunto. La segunda parte está diseñada sobre un incremento notorio del timbre rítmico de la batería y una agresividad más frontal de las guitarras y el bajo: aquí hallamos un intermedio entre el ASH RA TEMPEL cañero y el estándar del sonido stoner contemporáneo. Un final arrolladoramente electrizante para los primeros 32 minutos del disco.


Pero… todavía quedan 26 minutos de experiencia sónica con RESISTOR, aunque es irrefutablemente legítimo decir ya que la propuesta de esta banda concretiza exitosamente su misión ecléctica. Lo que queda de viaje comienza con los 3 ¾ minutos de ‘Quirk’, un tiempo dedicado a la serenidad contemplativa en clave de suave y lento rock, elegantemente sazonado con savia lírica a cargo del violín: parece todo un homenaje a FOCUS con retazos de RÄGNAROK. A continuación sigue ‘Sleepytime’, con la misión de continuar por la misma senda introspectiva, incluso ahondando en la sensación de languidez emocional inherente a esta actitud: teniendo una bien amalgamada estructura armónica compartida entre las dos guitarras, una precisa dupla rítmica que consistentemente mantiene una cadencia contenida y la inserción de un breve y evocativo, ‘Sleepytime’ recapitula a las mil maravillas los espíritus nucleares de ‘Quirk’ y ‘Dream Of The Arctic Tern’. Finalmente, el último cuarto de hora del álbum está ocupado por ‘Double Ascent’. Se trata de un buen espacio de tiempo para explorar un viaje musical dado, y en este caso, tenemos una aventura psicodélico-progresiva de alto nivel que comienza con un bien encajado matrimonio entre las bases sostenidas por el doble guitarreo y las musculares florituras de flauta: un híbrido entre EAST OF EDEN, JETHRO TULL y FOCUS. Más adelante, poco antes de llegar a la frontera del quinto minuto, las cosas se intensifican momentáneamente hasta el punto de reconectarse con la psicodelia heavy más disciplinadamente jazz-rockera, el cual, a su vez, es sucedido por un etéreo motivo de corte space-rock. La secuencia de estos dos motivos funciona como una ilación de puentes duales hacia la emergencia del segundo motivo del tema, uno marcado por matices de rock duro y stoner en su recuperación del vigor sónico del primer motivo. Unruh aprovecha la ocasión para desarrollar un intenso solo de violín, mientras que sucesivos solos de guitarra exploran caminos intermedios entre los explorados por los legendarios Dave Gilmour y Jeff Beck durante los románticos años 70s. Con el efecto final de oleaje se retoma el ambiente que precedía al inicio del primer tema del álbum, pero esta vez la marea fluye por sí sola, sin ser atormentada por los dioses del viento.


Un señor disco es “The Secret Island Band Jams”, sí, señoras y señores, un discazo que a muchos les puede servir como vía de entrada al mundo musical de RESISTOR; quienes ya estén familiarizados con la obra precedente de este proyecto no se sentirán para nada decepcionados. ¡¡Muy recomendable!!


Muestras de “The Secret Island Band Jams”.-
Picadora: http://www.youtube.com/watch?v=666axZG4UQg
Double Ascent: http://www.youtube.com/watch?v=6pY35beOJ2A

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